expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

viernes, 15 de junio de 2012

Te echo de menos.


Sentada en el borde de mi cama. Estaba pensando en ti, como de costumbre. Sonaba aquella canción, esa que pongo siempre que te necesito más de lo habitual. Esa que me hace echarte más de menos aún. No sé porque estas conmigo, no lo entiendo, pero tampoco tengo intención de hacerlo. Solo sé que soy yo. Que en la que piensas todas las tardes es en mí. Que la que recibe esos ¨ Te amo¨ soy yo y no otra. Y eso me alivia. ¿Sabes? Siento una gran angustia, te hecho de menos ¿Y tú a mí? Ojala. Ojala te hubiera dado un beso más. ¿Uno? Miles, millones, billones. Nunca pensé que fuera tan genial sentir calor humano. Sentirte a ti. Tu mano con la mía. Sigo echándote de menos. Quiero que me abraces, no hace falta que me digas nada más. Eres diferente a los demás, eres especial. Supongo que ya lo sabes, pero yo siempre te lo voy a repetir. Soy afortunada, muy afortunada. Habeces creo que estoy fuera de la realidad, me olvido de todo, sonrío como una tonta ¿De verdad soy yo? Habeces escribo pensando en ti. Escribo porque no sé que hacer cuando tu no estas. Aún sigo echándote de menos. Quizás esto no dure siempre pero ¿Y qué? Me quieres. Te quiero. ¿Que más da lo demás? Soy joven. Yo no necesito nada más. Me da igual lo que digan. Nos queremos. A mi solo me vasta con eso. Es lo que me da fuerzas, ganas de vivir. Levantarme cada mañana con ganas de verte. Hacer las cosas por y para ti. Y por si se te había olvidado, sigo echándote de menos.