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martes, 21 de mayo de 2013

La vida es sueño y los sueños, vida son.


Máscaras que cubrían nuestra piel, como corazas pintadas de un amanecer encima de la tierra reseca. El aire pesaba, se arremolinaba entre nuestras faldas de volantes y nuestros trajes de etiqueta. Olor a jazmín por todas partes, pero ninguna muestra de la blanca flor entre las ramas retorcidas que se entrelazaban en lo alto de la noche. Un piano de fondo, que se perdía con el murmullo del ulular de los búhos.

Giraba y giraba, daba miles de vueltas alrededor del rosal medio marchito, que esparcía pétalos cada vez que el filo de mi tacón rozaba los afilados pinchos. Respiraba entrecortadamente, apretada en un corsé de raso blanco y cintas cruzadas por todas partes de color negro azabache. Mi cabello sujeto con cientos de horquillas, temblando entre cabellos sueltos y a punto de estallar. Bordes difuminados, una cara tapada por una máscara Veneciana de gato altanero. Una sonrisa, unos ojos que chispean. Una mano que sujeta mi cintura, fuerte y áspera, que de calor a través de la tela hasta la punta de mis pies. Sujeto su mano enguantada temblorosa, con miedo. Él me mantiene firme, me lleva con el vaivén de la música, ni muy rápido ni muy lento. Su cara se acerca y por un instante veo luces blancas, noto como el susurro acompañado de la respiración me cosquillea en la oreja. Asiento lentamente y recupero la vista clavada en nuestros pies danzarines, que ahora flotan y se elevan en el aire. Volamos, algo que parece imposible pero real en aquel momento extraño.

¨Aquí todo es real¨

¨Aquí no hay más peleas, ni gritos, ni cosas imposibles¨

¨Aquí todo lo que quieras se hace realidad¨

domingo, 5 de mayo de 2013

El título que le quieras dar.


Gira la rueda que mueve los engranajes.

Gira la rueda contando hacia atrás.

La mía se paró hace ya, la tuya no para de girar.

Pensé que estaba estancada, Sin poder dejar de mirar

como tú seguías hacia delante,

Sin pararte ni una sola vez, ni una sola vez más.

Gira el reloj que ya no mide el tiempo

que mide la piel que recorro con mis dedos.

Que mide los besos que murieron en mis labios

y dejaron resecos y entreabiertos y marchitos.

Pedimos muchas veces de rodillas

que nos dejaran marchar

Lejos de todo, a cualquier lugar.

Pero las estrellas se apagaron entre tanta oscuridad,

porque todo lo que un día brilló

deja de brillar.