Después,
cuando acaba todo, sube corriendo a su
habitación y se viste con lo que ya tenia preparado la noche anterior. Una
blusa rosa palo, unos vaqueros, un par de botas marrones y su rebeca a juego.
Baja las numerosas escaleras y llega a la entrada, coge el abrigo del perchero
y con un adiós que se pierde entre el eco de la soledad se despide.
Mientras
camina va escuchando su IPod y casi sin darse cuenta ya esta enfrente de la
tiendecita. Se coloca la camisa y entra decidida.
-Buenos días
- Dice toda sonriente.
-Pensaba que
ya no venias – Su sonrisa no se puede comparar con al suya.
-Es que
hacia frio, y no tenia muchas ganas de venir-¨ Pero claro pensé en ti y vine
corriendo ¨ dice para sí misma.
-Bueno,
¿quieres algo de beber? Esto es un bar, por si no te acordabas.
-Es que…acabo
de desayunar, pero ponme un café con leche – No se había dado cuenta de ese pequeño detalle. No la apetece
mucho tomar nada ahora, pero que se le va a hacer.
El café
estaba delicioso, mientras le da el último sorbo mira a Marco. De pronto piensa
en lo que pasó el día anterior y se sonroja. Otra vez va a quedar como una
tonta. Hace que se le cae algo y se agacha, no quiere que la vea de esa manera.
-Mierda – Se
maldice a si misma, ¿estará quedando peor así?
No tarda en
descubrirlo, la cara de marco esta enfrente de la suya.
-¿Qué haces?
– Dice riéndose.
-Nada…se me
calló…..esto….es que….
- Estás roja
¿Te pasa algo? Si es por lo de ayer lo siento, no sé que me paso…no suelo ser
así, créeme.
-No te
preocupes ¿lo olvidamos?- ¿Qué? ¿Como va a olvidar aquel beso del chico más
guapo del mundo? No deja de pensar en eso y no va a olvidarlo precisamente.
-Vale… -
Dice algo decepcionado.
Entonces un
chico de pelo algo cobrizo baja de unas escaleras que seguramente lleven al
piso de arriba. También es muy guapo, y sus ojos color caramelo lo demuestran.
-¿Marco?
Los dos se
levantan de golpe, no pueden evitar ponerse como un tomate, y Caitlyn
más de lo que estaba.
-Hola Albert.
-Anda, ¿No me
presentas a tu nueva amiga?
- Me llamo Caitlyn, encantada- Se acerca y le da dos besos,
lo suficiente para dejar que Albert perciba el olor de su perfume.
Albert es un galán, y desde luego no va a dejar que Marco se
lleve esta encantadora señorita antes que él.
-Bueno me tengo que ir que llego tarde.
-Adiós Caitlyn, que tengas un buen día- Dice Marco.
-Adiós- Dice Albert, que seguidamente se agacha, toma su
mano y la besa delicadamente.
No es que le caiga mal aquel chico, pero se huele por donde
intenta ir. Mira la hora y hecha a correr, la caerá una buena bronca, pero
merece la pena con tal de pasar a vele a él.
La mañana pasa lenta, pero el timbre anuncia el final que
parecía tan lejano. Sale al pasillo y sin querer se tropieza, haciendo que su
pila de apuntes se desperdigue por el suelo. Es una chica muy patosa y la suele
pasar. Una chica se agacha y la ayuda, es María, su mejor amiga.
Ya la había contado lo de aquel bar la noche pasada por
MSN y la dijo que también la gustaría ir
a aquel lugar. Alguna tarde irían juntas, un sábado seguramente, además María
aria migas con Albert ya que tienen el
mismo instinto.
-¿Qué tal esta mañana? Seguro que tu romeo se ha alegrado de
verte- Dice risueña.
-Bueno, me tomé un café y no hable mucho con el porque el
otro empleado del bar, Albert, nos interrumpió.
-Que pena, sino….
-Sino nada María. Hemos acordado olvidarlo, no es que
empezáramos con mal pie, pero no estuvo bien.
-Ya claro, seguramente te hallas pasado al noche entera
pensando en él, te has enamorado perdidamente y lo sabes.
-Eso solo pasa en tus películas románticas, no todo es un
cuento de hadas como tú crees. Casi no le conozco asique no.
-Cupido no entiende de eso mi Cait, ya verás como tengo
razón.
Le da una palmadita en la espalda y se despide, el autobús a
llegado y si espera un poco más lo perderá. Aquella chica siempre la había
apoyado, y aunque discutan bastante, saben las dos que nada las va a separar.
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