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lunes, 4 de febrero de 2013

Efecto hermético.


Suelo soñar despierta, suelo perderme por mi subconsciente.  Me suelen mirar raro por ello, pero estoy acostumbrada. Es parte de mí. Evadirme a otra realidad es mucho mejor que tener que escuchar las gilipolleces de la gente. Prefiero soñar despierta a vivir en mi propia desastrosa realidad. Todo es mejor que eso.  Me coloco los cascos en las orejas y me voy de este maldito mundo, cierro los ojos y me dejo llevar por la suave voz de un buen cantante y las bonitas notas de un piano. Cojo un lápiz y plasmo en el papel lo que me ronda en la cabeza de un modo que solo yo entiendo. Me intoxico a base de olor a pintura acrílica. Dejo que mis dedos toquen firmemente la guitarra, que produzcan una lenta melodía, que deleite mis oídos. Canto lo que me gustaría gritar en voz alta. Bailo lo que me pide el cuerpo. Así es mi vida hoy en día, así de triste es el mundo.  Que la gente me habla y a mí no hacen más que pitarme los oídos. Critican por ahí, critican por allá. Todo vomitivo. Si por mí fuera que se quemase el instituto hasta los cimientos con todos ellos dentro. Me dan la misma pena que yo les doy a ellos. Algún día seré tan asquerosamente rica y trabajadora que llamaran a la puerta de mi casa para limpiarme el váter. Evidentemente solo les dejaré si lo hacen con la lengua. ¨ Yo canto para los oídos, no para los ojos¨. Con tres pares de cojones Adele. Esa mujer recibe críticas por estar rellenita por todos lados y la importa una mierda ser una gorda. Es tan sencillo como preguntarte a ti mismo que es lo que te gusta a ti. Lo gracioso es qué yo debería preguntármelo a mí, pero siempre seré un caso aparte que intenta ser perfecto cuando irónicamente la perfección no existe, pero la palabra sí. Que jodida es la vida ¿no te parece?
 

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