La vida suele darme limones. En el sentido literal de la
frase, la vida me los lanza como granadas a la cara. Yo los recojo y me hago
una limonada con ellos, eso sí, cuando la doña me pilla en un día bueno, si no
me limito a llorar porque me escuecen los ojos del jugo. Es un tanto
insoportable, a veces la da por dejarme un tiempo tranquila, haciéndome creer
que ya no tendré que acumular tanta limonada hasta ahogarme en ella, pero justo
entonces viene otra vez.
Supongo que ahora estarás pensando que tiene que ver los
limones con las acciones aleatorias del universo, en un punto de vista poético
tienen mucho que ver, pero a esto no viene el caso, lo que quiero decir es que
la vida, en sí misma, es una paradoja.
Después de darte un poco el coñazo, para que te despidas con
un buen sabor de boca, te pongo una frase que te de que pensar:
¿Y si la cura del cáncer estuviera en la mente de alguien
que no puede pagar sus estudios?
Ahí dejo eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario